Monday, October 25, 2004

Joni Mitchell "Dreamland"

Hay toda una generación de músicos que tenía bastante abandonada y que últimamente estoy recuperando. Es la de aquellos pijazos existencialistas formada por gente como Joni Mitchell, James Taylor, Carole King, Fleetwood Mac, David Crosby y unos cuantos más. A lo largo de los 70 llevaron una vida regalada, pero también bastante miserable, que a escala de pop star me recuerda a esa maravillosa y terrible película, opacada por la bastante peor "American Beauty", que se llamaba "Tormenta de Hielo". De Ang Lee, por si alguno tiene curiosidad. Bueno, todos aquellos tíos eran guapos, inteligentes, cultos, de buena familia, pero eran los setenta y se sintieron con la necesidad de buscar los límites de la vida, de la cotidiana en su caso, de la que pudiera llevar cualquier habitante de un barrio mediobueno, aunque sea de artisteo. Joder, y en los setenta, la 'ordinary people' vivió uno de sus periodos más convulsos; las drogas, legales y alegales a saco, el fin de la familia como estructura emocional, la pareja abierta, el adios a la confianza en lo que había sustentado la vida del hombre común, vaya. Todos estos tipos que contaba antes da la impresión de que supieron contarlo todo sin enterarse de nada. Es como si su vida fuera transparente para escribirla, pero no supieran vivirlan sinque les matara poco a poco. Fueron bastante desgraciados, y el que no pasó media década desintoxicándose o intoxicándose intento suicidarse media docena de veces, o quizás escondió en su música su cobardía, como Joni Mitchell, que escribió acojonantes canciones sobre los sentimientos cuando años antes había dado a su hija en adopción, sin atreverse a reencontrarse con ella hasta tres décadas después. Todo don implica sufrimiento, dijo alguien, y estos tipos lo llevaron a la práctica hasta el límite. Hoy he escuchado "Dreamland", el recopilatorio de Joni, espléndidas sus canciones de los primeros 70, también, aunque muy diferentes, las revisiones de estas que grabó con acompañamiento orquestal en el 2002, ya reconciliada con su hija. Retazos de una época en la que a veces se sufrió para experimentar lo que se sentía, o se extremó el placer y la libertad hasta convertirla en sufrimiento.

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